Hay muchas recetas para el éxito y
muchas de ellas cuentan historias de héroes que vencieron grandes monstruos y
lo hicieron aun cuando las probabilidades estuvieran en su contra. Esas son las
historias que aparecen en los programas de negocios en la TV, en el lanzamiento
de libros, y en las entrevistas de las revistas de mas tirada.
Pero también hay otras historias de éxito
que son menos brillantes, menos glamorosas y a pesar de que el resultado final
es impresionante, no llegan a los medios. Esas historias son de esfuerzos y
fracasos, historias de grandes resultados pero sin el glamoroso tinte de
Hollywood.
Esas historias son básicamente
historias de fracasos, que construidas una sobre otra, que crearon la base
fundamental y poderosa para un rotundo éxito.
Tomando riegos y fracasando al
intentarlo, somos capaces de ver que cosas funcionan y que cosas no, y haciéndolo
eliminamos todos esos caminos que no nos llevan a nuestro destino. Puede
parecer que es una pérdida de tiempo, pero en realidad te va a salvar mucho de él,
pues en cada paso aprenderás una lección valiosa que no vas a aprender en otro
lado.
El fracaso es algo que debes esperar
pueda ocurrir cada vez que empieces un proyecto. Sin esos fracasos no podrás
aprender valiosas lecciones sobre tu negocio y de la vida. Fracasar no es un
contratiempo. Es la forma de saber qué cosas no van en la dirección que quieres
y te da la oportunidad de corregirla y estar seguro que vas a llegar a tu
destino final.
Anticipa fracasos en el camino, ten
planes de contingencia y aprende de lo que la vida te da.
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